Enseñar con experiencias, no como imposición: Maggie Velázquez

Enseñar con experiencias, no como imposición: Maggie Velázquez

Luis Dinorín 

De niña, Maggie Velázquez le dijo a su mamá que debía dejarla vivir lo que fuera para conocer la experiencia y así aprender: “La música es un elemento dentro de ti y no debe ser una imposición”, afirma.

Margarita Velázquez Nocedal es pianista, cantante, arreglista compositora y gestora cultural. En  los últimos años, desarrolla modelos y estrategias para el estudio contemporáneo de la música en México.  

Cansada del método tradicional en la enseñanza musical, con dedicación y estudio; tras la pandemia de covid-19 en México, fundó una escuela. 

“Somos varios socios, la escuela se llama Line Music Education. Es un proyecto que llevaba varios años, y la situación de la pandemia nos obligó a apresurarlo un poquito”, explica.  

Accede a la academia en línea: https://www.thelineeducation.com/staff

De sus primeros pasos 

En Puebla, dejó el Conservatorio de Música y se dedicó a formar algunas bandas de rock y de blues. Pensaba que no le gustaba estudiar música de la forma tradicional. 

A los 17 años ya cantaba en algunos lugares y una vez, se escondió en un baño, mientras se iba la policía, quienes, entraron al lugar como clientes. No pudo salir hasta que se marcharon. 

“Estaba convencida de que no me gustaba estudiar, pero era más bien el método, era muy tradicional.  En mi primer clase en México, noté la diferencia”, narra. 

Antes de radicar en la ciudad de México, Maggie formó parte de bandas poblanas como Hikuri y  Serpiente elástica, posteriormente, formó un cuarteto de blues y jazz.  

Dos grandes entre sus maestros 

En clases particulares con Iraida Noriega y Enrique Neri, supo que lo musical debe enseñarse con base en generar una experiencia entre el alumno y la música.  

“Recuerdo que fui a la casa del maestro Enrique Neri y me hizo vivir una gran experiencia. Yo tenía una beca y vivía muy estresada. Él me dijo tienes que relajarte, si no esto no va a fluir” . 

Enrique Neri le sirvió una copa de vino, le ofreció alguna variedad de quesos. La puso a escuchar música por unas cuatro horas. Entonces, fue al piano y le pedía ser ella misma al ejecutar. 

“No me acuerdo de la teoría, me dejó la experiencia de aprender a confiar en mí y disfrutar el aprendizaje de la música”. 

Algo parecido le sucedió con Iraida Noriega en sus clases particulares, y luego en una escuela de música como su maestra. 

“Le enseñé la forma en que me dijeron que tenía que vocalizar y me dijo que eso no era necesario, porque esa que vocalizaba no era la misma al cantar”. 

En el 2012, Maggie Velázquez terminó un diplomado en música popular en la Ciudad de México y ahí comenzó una nueva forma de apreciar esta actividad. 

“Mi vida fue estudiar hasta aprender a disfrutar de la música. Grabé un EP con Omar Guzmán, Pepe Torres, Armando Montiel y otros más. Fue en el 2012.  

Durante 2015, tomó un año sabático para saber si quería cantar o dar clases, y desarrolló la práctica para la Innovación en la Docencia, la aprendió en el Tecnológico de Monterrey. En ese tiempo, participó en un Jam en el país vasco.    

En  2016, se enfocó en estudiar pedagogía y desarrollar programas para enseñar la música.  Para entonces, ya contaba con más estudios en música por parte del Royal College of Music, una de las escuelas con más prestigio en el mundo. 

Su perspectiva 

Para la joven es muy curioso que mucha gente en México está interesada en aprender un instrumento, sobre todo en que lo hagan los niños. 

Sabe que en nuestro país, la figura del músico está catalogada con muchos adjetivos negativos como el borracho, desobligado, drogadicto y mucho más.   

“Tenemos que dignificar la figura del músico, dignificar la figura del maestro de música”.  

Por ello, en Line Music buscan que sus profesores tengan un salario digno y, al mismo tiempo, oportunidad de seguir creciendo. 

Facebook de Line Music

Para ella, es importante también que las nuevas generaciones de músicos aprendan a desarrollar su creatividad y generar empatía al conocer tres cuestiones: el cómo, cuándo y dónde estudiar por medio de experiencias, y no tener límites.

“Es cuestión de quitarse ese chip de la cabeza y entender que los músicos tenemos una creatividad impresionante y podemos llegar hasta donde queramos”. 

Más allá de la música 

Maggie compartió algunas otras experiencias personales. “Nunca he dejado de estudiar, de aprender, casi siempre estoy aprendiendo algo nuevo”.

Durante el terremoto de 2017 en la Ciudad de México, la compositora y su pareja, a quien admira, y otros amigos ayudaron en las labores de rescate. 

Tendieron la mano a infinidad de personas en puntos cercanos a la zona de Taxqueña, el multifamiliar Tlalpan y algunas otras escuelas más, pues también tiene formación en primeros auxilios.  

Al paso de unos días y después de casarse, perdió por un tiempo la voz y se enfocó en retomar sus estudios en la enseñanza de la música. 

“En 15 días recuperé el habla y después no podía cantar, entonces, mi esposo y mi familia me recordaron que no era sólo la que canta, y me enfoqué aún más en la pedagogía”

Otras anécdotas en la música  

Una de sus metas era compartir escenario con los músicos de Betsy Pecanins, y lo logró antes de la pandemia al lado de J Queen Blues Band.  Es admiradora del músico mexicano Héctor Infanzón.  

Maggie junto a J Queen Blues Band liderada por el exguitarrista de Salón Victoria, Cecilia Toussaint  y otras bandas de renombre en el país. Juan Pérez.

“He tenido la fortuna de siempre estar rodeada de personas, músicos muy lindos, desde mi formación. Más allá de lo que vayas a hacer, creo que uno siempre debe hacer las cosas con pasión y mucho amor. Eso fue lo que más aprendí de todos mis maestros y eso es lo que cuenta”.   

Todo ese camino empezó cuando la intérprete obtuvo una beca para estudiar Música popular en la Ciudad de México, pero tampoco olvidará que fue el jazzista mexicano Eugenio Toussaint quien la entrevistó entonces.  

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